martes, 23 de abril de 2013

Monasterio del Parral en Segovia.


Le hacemos preguntas al hombre que ha salido con capucha para atender a los seis que, armados con nuestras cámaras de fotos, esperamos. Nos contesta con amabilidad, presteza, prudencia. Certeza. No es el clásico pesado que te encuentras en los museos que hablan, hablan y hablan. Explica según las preguntas que se le van haciendo.

“La Orden de San Jerónimo es una orden contemplativa y se inspira en la vida de San Jerónimo como modelo para imitar a Jesucristo en su camino a la perfección. La vida del monje jerónimo se desarrolla dedicando la mañana al trabajo. Durante la tarde se dedica con asiduidad a ejercicios de vida contemplativa e intelectual: oración lectura, estudio, etc”

“Es una orden muy española: A mediados del siglo XIV surgen espontáneamente varios grupos de eremitas que deseaban imitar la vida de San Jerónimo. Entre ellos destacaron Pedro Fernández Pecha y Fernando Yáñez de Figueroa. Ahora solo quedan 12 monjes en el mundo. Sí, en todo el mundo viven solo doce monjes jerónimos y están aquí, en el Monasterio del Parral de Segovia”.


¿Figueroa?. Sí. Me encuentro muy bien aquí. Ya me habían dicho que en vidas pasadas yo había sido obispo de Segovia. Ahora descubro a posibles ascendentes jerónimos. Y le pregunto a nuestro amable guía con capucha (capucha de un chandal, no nos confundamos porque él no es monje) qué es lo que habría que hacer para pasar unos días en el Monasterio...

lunes, 22 de abril de 2013

Me llamo Federico ¿qué pasa?


Es qué uno no se puede llamar como aquel poeta granadino. ¿Por qué?

Se me desprecia porque no se explicar con detalle las leyes de aquel gran científico llamado don Alberto Einstein. Por qué los humanos son tan malvados. ¿Por qué?

Es qué acaso el querer ser independiente, libre, sin amo, es algo malo. Si los grandes filósofos han buscado la libertad, por qué yo no puede ser tozudo. ¿Por qué?

Y ¿por qué, aquel abuelito no fue capaz de enfrentarse a la pregunta de aquella niña, cuando me observó, hace unos años en el campo? ¿Por qué?

Interrumpo el soliloquio de mi amigo Federico para poneos en antecedentes. La niña le preguntó inocentemente al abuelito, viendo a nuestro Federico con todo su potencial sexual exuberante y asquerosamente poderoso:

--- Abuelito, a Federico se le ha salido una tripita. ¿Está muy enfermo?

A lo que mi suegro, no tuvo más remedio que contestar lo que la mayoría de los humanos (varones y con una edad) hubiéramos respondido. Lógico y natural.

--- hija, ya quisiera estar yo la mitad de sano que Federico.