viernes, 27 de junio de 2014

Viaje a Estambul - 2012-09 (24 - Palacio Topkapi) (J) 012


Ayla y Beyza son hermanas. Beyza y Ayla son aquellas dos niñas que acabamos de ver pasar junto a sus padres. Son guapas. De la mano van hablando y riendo. Llevan trenzas, y sus ojos negros y grandes todo lo ven. Son guapas y huelen a niñas limpias.

La mayor, Ayla, le cuenta a su hermana Beyza, tres años más pequeña, cómo se llaman los diferentes edificios del palacio Topkapi que estamos visitando. Yo las oigo. Ayla, le habla del pequeño lugar “donde a los niños, de pequeñitos, les cortan esa parte del pito que les sobra”. También habla de aquel otro edificio donde vivían las mujeres del Sultán. “...muchas, los sultanes tenían muchísimas mujeres”, le ha contestado Ayla a Beyza  cuando la pequeña le ha preguntado. “De todas las edades, jóvenes, viejecitas, flacas, gorditas, blancas, negritas, de ojitos rasgados…” ¿Qué…? “No, Papá dice que los sultanes eran siempre jóvenes, fuertes y grandes… Papá dice que eran unos héroes.”

miércoles, 25 de junio de 2014

¿Quéeeeeee?


Una de ellas cumple hoy años. ¿Cáncer?. Voy a mirarlo al Google, esperad....
Sí, es cáncer. Pero ahora que lo pienso, yo lo debería saber porque yo también soy del signo zodiacal del cangrejo. La otra no. La otra mujer, ni cumple años hoy ni nació en un mes de verano.

Dos amigas se sientan al frescor de la sombra de los árboles. De vez en cuando miran a ese bello edificio y a los que pasan a su alrededor. Hablan. Se cuentan sus historias. Los hombres, sus hombres, están presentes en sus hablares. Ríen. ¿Acaso se estarán riendo de mi, de mi primo, de....? Se las ve concentradas, se las ve bien, están despiertas, vivas, felices. Son mujeres, son guapas. 

¿Qué cuántos cumple?... Muchacho, eso nunca se lo preguntes a una bella mujer.

viernes, 13 de junio de 2014

El Encuentro





Creo que fue la tarde antes del encuentro. Sí, fue esa tarde porque Amalita aún no había llamado a su tía Leonor. Aquella tarde, además, me acuerdo que nos llamó Enrique: "Me acerco a veros si puedo" Seguro, fue aquella tarde cuando después de llamarnos Enrique,  y sin que todavía llamara Amalita a su tía Leonor, me llamó Leandro. Me llamó, después de veintisiete años, mi Leandro. Aquel joven, guapo, elegante y tímido muchacho, que se fue a Venezuela a hacer sus Américas.

Yo, hace veintisiete años, cuando Leandro se marchó, todavía estaba de muy buen ver. Los compañeros del banco me gastaban bromas. Paco, el jefe de negociado, se atrevió un día a tocarme el culo y de aquel día todavía se acuerda echándose mano a la mejilla izquierda donde recibió mi bofetón. Y que narices, yo era un bomboncito y el gilipuertas del Leandro... Eso, un gilipuertas que me dejó para irse a Venezuela. Eso que se perdió. Y que sepa que yo todavía no me he casado porque no me ha dado la gana, que he tenido cientos de pretendientes...

--- Manolita, ¿¿¿qué encuentro fue el del día siguiente???
--- ¿Cómo?
--- Has empezado diciendo que la tarde que te llamó Leandro fue la anterior al encuentro...
--- Ahhhhh, nada, que me encontré un billete de cinco euros.