viernes, 13 de junio de 2014

El Encuentro





Creo que fue la tarde antes del encuentro. Sí, fue esa tarde porque Amalita aún no había llamado a su tía Leonor. Aquella tarde, además, me acuerdo que nos llamó Enrique: "Me acerco a veros si puedo" Seguro, fue aquella tarde cuando después de llamarnos Enrique,  y sin que todavía llamara Amalita a su tía Leonor, me llamó Leandro. Me llamó, después de veintisiete años, mi Leandro. Aquel joven, guapo, elegante y tímido muchacho, que se fue a Venezuela a hacer sus Américas.

Yo, hace veintisiete años, cuando Leandro se marchó, todavía estaba de muy buen ver. Los compañeros del banco me gastaban bromas. Paco, el jefe de negociado, se atrevió un día a tocarme el culo y de aquel día todavía se acuerda echándose mano a la mejilla izquierda donde recibió mi bofetón. Y que narices, yo era un bomboncito y el gilipuertas del Leandro... Eso, un gilipuertas que me dejó para irse a Venezuela. Eso que se perdió. Y que sepa que yo todavía no me he casado porque no me ha dado la gana, que he tenido cientos de pretendientes...

--- Manolita, ¿¿¿qué encuentro fue el del día siguiente???
--- ¿Cómo?
--- Has empezado diciendo que la tarde que te llamó Leandro fue la anterior al encuentro...
--- Ahhhhh, nada, que me encontré un billete de cinco euros.


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