miércoles, 2 de julio de 2014

¡¡ BANDERAS !!



Los oficiales y jefes eran las de Martini que aunque más pequeñitas eran las chapas más bonitas. El grueso del ejército lo componían las chapas de El Águila que entonces, cuando yo era pequeño, era la cerveza más bebida. Las de Mahou, las de Ryalcao, las de Trinaranjus, y las otras chapas podían ser de tanques, ingenieros, comandos...

Mi ejército dormía en un cubo de plástico. Cuando iba a la guerra, sacaba del cubo mis chapas y las ponía en orden de ataque y de defensa. Las del Águila contra las de Coca Cola, cada ejército con sus jefes, con sus intendencias. Yo sólo. Mis chapas las jugaba yo solito y podía  estar horas moviendo mis ejércitos. Nuca hubo muertes, la única víctima de mis guerras era mi Madre que soportaba con paciencia la intromisión de mis soldados en sus territorios. Muchas horas de mi infancia las pasé dirigiendo ejércitos y oliendo a chapa de botellas que me daban en los bares del barrio. 

La Primera Guerra Mundial empezó hace cien años. Más de 50 países, cada uno con su bandera, se vieron involucrados. Cada uno con su bandera cayeron cuatro imperios. Pocos días antes de aquel junio de 1914 nadie pensaba que aquella civilizada Europa entraría en una guerra tan catastrófica. Todos creyeron aprender aunque pocos años después el mundo entró en la segunda guerra mundial. Cada cual con su bandera.

¡¡ Banderas !! Cómo me hubiera gustado entonces tener trapos con palitos encabezando mis ejércitos de chapas para que todo el mundo supiera que las Águilas eran muy distintas a las Coca Colas.

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