martes, 6 de noviembre de 2012

Mi Sirena.


Mi Sirena., originalmente cargada por Jesús Figueroa Salán.

Ya la conocía. La había visto en variadas ocasiones. Caminando solo o acompañado siempre la miré. Y me gustaba. Pero, ay amigos, el amor es traicionero. Se esconde, el muy maligno, en cualquier soplito de aire. No sé que va a ser de mí a partir de ahora. ¡¡Ay!!.

Ocurrió este sabado pasado. Subía con mi cámara hacia la Plaza Mayor de mi Segovia. Iba alegre y disfrutando del otoño húmedo. Llegué a la plaza y saludé, como siempre hago, a mi amigo Juan Bravo dándole las gracias por eso de los Comuneros. Vi a su hermana a lo lejos. Moví la cabeza y la miré. ¡¡Zas!! Mis ojos fueron a sus ojos y luego a sus pechos. Sentí que me acongojaba. Estaba sofocado, casi no respiraba. Volví a mirarla y... me guiño. Os lo juro: me guiño con esos ojos divinos. Y me habló. Me decía cosas suaves y dulces. Y la olí. La fragancia adictiva salía de su pecho generoso. Ya no pude pensar. Pasó el tiempo. Mis sentidos iban detrás de su hermosura.... ¡¡Ay!!.

Por Dios, no decírselo a mi mujer. ¡¡Ay!!.

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