martes, 5 de abril de 2011

Mi tía Nati ya ha llegado.


Una de las cosas que más me gusta, por la noche, son los bocatas de sardinas en aceite de oliva. Buen pan, buenas sardinas, aceitito, apretado todo. ¡¡Guauuuuuu!! Ya, ya sé que os vais a escandalizar si os digo que normalmente ayudo al gaznate a pasar tan delicioso manjar con coca-cola. Sí, ya lo sé, pero soy un niño de los de después de la guerra y la coca-cola es casi, casi.... Me paro porque iba a decir una irreverencia.

El caso es que me dice mi hermano Juanjo: "Quédate en la salita, cómete el bocata y yo, mientras tanto, me quedo con la tía". Y así lo hice. Sardinas divinas, cocalita gloriosa. Ya he terminado y mi hermano me hace señas rápidas con la mano. Voy. No respira. Sí, ha movido un poco la boca. Que paz. Acerco la oreja a su boca y no oigo nada. Vuelve a mover levemente la boca y el silencio nos envuelve... ¡¡Ya!!

Y entonces, entiendo el por qué le guardaron sitio por el lado izquierdo. Por la siniestra, como toda su vida, hacia aquella luz blanca y poderosa se dirige mi tía Nati. Hacia aquel lugar donde nadie conoce y algunos temen mi tía vuela.

¡¡Descansa en Paz!!

4 comentarios:

  1. Pues no sabes bien como lo siento.......Espero que en su ascension por la luz se haya ido encontrando con aquellos a quienes amo y que ya habian llegado antes que ella......Un abrazo Jesús.

    ResponderEliminar
  2. Un abrazo, Jesús. Tu tia ya está edn un lugar feliz.

    ResponderEliminar
  3. Te mando un abrazo, amigo.
    Espero dártelo pronto personalmente.

    ResponderEliminar
  4. Un abrazo amigo, y mi más sentido recuerdo para tu tía Nati. Que descanse en paz.

    Con cariño

    ResponderEliminar