miércoles, 6 de junio de 2012

Viaje a León - 21-08-2010


Me los encontré de nuevo y seguí escuchando sus conversaciones. Ya, ya sé que soy un poco cotilla, pero los notarios, los periodistas deportivos, y un servidor, tenemos que dar fe de todo lo que vemos y oímos.

--- Ramón, ya no me quieres como antes.
--- Por qué dices eso.
--- Antes, buscabas cualquier ocasión para abrazarme, darme besos, estar juntos... ya me entiendes.
--- Oye, que ya no somos unos críos y anoche creo que te demostré que todavía puedo zarandearte un poquito ¿eh? Tus quejiditos en la cama del hotel no eran de protesta. Vamos, que me porté como un tigre.
--- Ya, pero ahora no tengo la figura de antes. El pecho se me ha caído, el culo lo tengo más flácido, la barriguita...
--- Pero que barriguita ni barriguita (Y juro que, el tío guarro, le puso la mano en el culete). Estás como un melón. Y sabes lo que te digo, que me has puesto "burrote". Al hotel que nos vamos ahora mismo. Te voy a dar todo lo tuyo....
--- Anda, que lo dices con la boca pequeñita. (Y el Ramón que ya estaba imparable, tocaba y tocaba otros lugares que por ser yo prudente no cito).
--- Para el hotel...
--- Espera un momento, Ramón, no seas impaciente, que tengo que hacer unas compras....

Y yo, sudando, y solito, a la captura de nuevos testimonios humanos encaminé mis pasos. ¡Ah! qué dura es esta vocación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario