jueves, 11 de octubre de 2012

En la inopia.


En la inopia., originalmente cargada por Jesús Figueroa Salán.

Qué me ha pasado. Qué me está pasando. Qué me va a pasar. Estoy siendo consciente de que entro en la vejez. No tendría que ser malo. Es lo que es. Y, yo siempre había pensado que estaba preparado para aceptar el cambio de sano a enfermo, el cambio de rico a pobre, el cambio de… Llevo meditando muchos años y he experimentado, en repetidas ocasiones, a Anicca (El Cambio). “Todo cambia”. Sí. Lo sé. Y lo sé por el intelecto y por las sensaciones. Sí, lo sé. Pero ya estoy jubilado, ya no puedo trabajar, ya no voy a estar….

Tengo sesenta y un años. Estoy sano. No soy pobre. Tengo pareja. Algunos amigos me hacen caso y hasta puedo hablar con ellos de lo que yo quiera hablar. Tengo aficiones. Mi lado espiritual lo trabajo. Mi faceta artística la disfruto. Mi capacidad amatoria la practico… lo que se puede. Mi mente, todavía, se acuerda de muchas cosas. Las chicas, y no es porque yo lo diga, me hacen ojitos (jajaja). Mi sentido del humor no lo he estropeado. Me siento querido y yo quiero. ¿Entonces…?

Admiro y, en cierta forma, envidio a las mujeres. Una mujer no se jubila. Puede dejar de trabajar fuera de casa por un sueldo, pero ella siempre tiene que hacer cosas en su hogar, en su guarida. Cuida a su familia, se cuida ella. El tiempo lo mastica con deleite. Sabe que pasan los años. Lo siente desde muy niña en su cuerpo. En la luna. Y pone tiritas al cambio. Pelo blanco: tinte. La vida es más real para ellas. Es muy importante comprar azúcar porque hoy va a hacer un bollo. Sí, es verdad que tiene que aguantar al pavo que le toque al lado, que casi siempre está en la inopia pensando en crisis materiales y existenciales. A ellas les duele la barriga pero compran laurel porque hay que poner unas patatitas. Y se quitan todos los pelos que les sobran.

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