jueves, 22 de agosto de 2013

A las mujeres hay que tratarlas de usted.


Hace unos días, por casualidad, escuché una conversación entre un padre y un hijo que me pareció ejemplar. Más o menos, el papá le dijo al niño:

--- Manolito, a las mujeres se las debe un gran respeto, siempre hay que tratarlas de usted. Y al mismo tiempo, hay que pedirles encarecidamente que también ellas se dirijan a nosotros con el mismo tratamiento. ¡¡ De usted !!. Como tu madre y yo hacemos. Y ¿por qué? te preguntarás querido Manolito. Pues te lo voy a relatar.

--- Un día, Manolito, como muchos otros días, y a todas las horas, me dijo tu madre que le dijese que la quiero. Y se lo dije tantas veces como me lo pidió. Te quiero Dolores. Te adoro Dolores. ¡¡ Qué haría yo sin Dolores !!!. Amor, bendición, gloria divina... Cosas así. Pero aquel día de verano, la tercera vez que me lo preguntó me atraganté, no se lo pude decir, y casi acabamos en divorcio. Y pensé. Y pensé mucho. Y me dije: ¡¡ Ya está !!.

--- No es lo mismo que te pregunten: " Manolo, ¿me quieres?. Dímelo, anda. Nunca me lo dices, Ya no me quieres como antes" ... a que te tengan que decir

"¿Don Manuel, me ama usted?. Necesitaría que me lo dijese. Hace mucho tiempo que usted no se digna comunicar su locura por mi. Ya no me ama usted como antaño"

No es igual. Te lo dirán porque está en la condición femenina hacerlo. Pero ya no es igual. Es... como más soportable.

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