jueves, 20 de enero de 2011

La verdad es la verdad


La verdad es la verdad, originalmente cargada por Jesús Figueroa Salán.

Y qué le digo yo a Berto, pensaba María mientras con su andar saleroso se encaminaba al lugar donde todos los días esperaba que se abriera la puerta del tren que la tenía que llevar a su casa en Alcalá de Henares. Qué le digo. No hay más remedio, seguía pensando María que ya veía a lo lejos el foco del tren, le tengo que mentir.

--- Berto, sí... Berto. No te oigo, habla más fuerte. Sí, sí... es que voy en el tren y se va la cobertura... Beeeeerrtooooo. ¡¡Ná!!.

La llamada de su amigo no se hizo esperar pero ella dejó que sonara y sonara el teléfono hasta que el señor que ella creía que era de Sudamérica y que llevaba una gorra de esas grandes miró con los ojos "coloraos". Entonces, pulsó el botón rojo del aparato chillón y colgó. Berto ya sabía que había sido ella la primera en llamar y que no había cobertura, le debía una llamada, y eso le daría el tiempo necesario para inventarse el cuento.

Llegó a casa, se descalzó de sus monísimas botas que le habían regalado en su cumpleaños, se quitó los pantalones vaqueros y se puso el pantalón del pijama, después también cambió camiseta de vestir por camiseta de casa y... Llamó otra vez.

--- Berto, verás, no sé como decirte lo que te tengo que decir, pero la verdad es la verdad. Berto, cariño, me gustas mucho pero somos muy jóvenes y yo tengo que estudiar. Creo que deberíamos dejarlo por un tiempo. Y colgó sin esperar ningún tipo de respuesta.

Acto seguido llamó a su amiga Luisita y le dijo: "Vale, dile a Toño que me voy con vosotros al "bailongo". Y apagó el teléfono.

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