martes, 8 de febrero de 2011

Jardines


Jardines, originalmente cargada por Jesús Figueroa Salán.

------------------------------------------------------ UN DIA, POR LA MAÑANA.
--- ¿Y a ti quién te ha tocado?.
--- Todavía no lo sé, pero me han dicho que es un hombre algo gordo, ya mayor. Es que se jubila Marcel y alguno de los nuevos nos tenemos que hacer cargo de su trabajo. ¿Tú, ya sabes, Luzdemiel, quién es el tuyo?
--- No, no, todavía no.

------------------------------------------------------ DOS MESES DESPUÉS, TAMBIEN POR LA MAÑANA.
--- Cascabel, Cascabel, dónde vas tan deprisa.
--- Hola Luzdemiel. No te he visto. Llevo unos días liadísimos. Estoy estresado.
--- Pero qué te pasa.
--- Qué que me pasa. ¿Te acuerdas que te dije que era probable que me asignaran al "encarguito" que llevaba el recién jubilado Marcel, te acuerdas?
--- Sí, sí. ¿Y...?
--- Menudo plasta el gordinflón. Me saca de quicio. Y fíjate si nos enseñaron a ser pacientes y cariñosos en la escuela de ángeles de la guarda. Pero es que... No me extraña que al pobre Marcel se le hayan rejuvenecido las alas al dejar a este pesado.
--- ¿Si?
--- No le aguanto. Come y come y no hace ejercicio. Siempre está pensando en él. Tiene una mujer encantadora. Sus amigos le respetan y le quieren. Es casi listo. Y repite y repite: "Angelito de la guarda, por favor, angelito de la guarda, que me crezca el pelo para poder hacerme una coleta, que adelgace treinta kilos, y que me toque la lotería para poder viajar. Por favor, Angelito, haz lo que puedas".
--- jajaja. Igual que todos los hombres, Cascabel, todos los humanos varones son iguales.
--- Ya, pero desde hace unos días me pide: "Angelito de la guarda, dulce compañía, no me abandones ni de noche ni de día.... y, por favor, ayúdame a ser feliz".

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