Foto, libro y anotaciones propiedad de mi amigo y maestro Saturnino Sánchez, alias: Satur.
"... Comprender la Naturaleza es el único
modo de hallar la paz de espíritu", decía nuestro amigo Lucrecio. No hay
que tenerle miedo a los poderes sobrenaturales ni a la muerte porque el alma
muere con el cuerpo, también parece que nos decía Lucrecio. Todo, todo, está
compuesto de vacío y átomos.
Querido maestro, admirado Satur. He leído esta página
del libro, del que todavía no me has dicho su título, varias veces. Con mucha
atención, sin pestañear, volviendo a la primera letra del párrafo si me
distraía, cosa muy común dado mis muchos años y mi poca sesera. Y mientras leía
y volvía a releer me venían tus palabras y, asimismo, recuerdos de lecturas y
conferencias de otros tiempos. Voy al google, dónde si no. Busco la palabra
mágica: “Kalapa”. Y me llegan varias opciones y escojo la que está firmada por
el maestro de mi maestro Goenka: Sayagyi U Ba Khin. Como ya sabes, U Ba Khin es la autoridad indiscutible de la meditación Vipassana. Esta técnica de meditación viene de Birmania y encaja dentro del budismo Theravada, el más antiguo, el de las enseñanzas del Buda histórico: Gautama.
“El Buddha enseñó a sus
discípulos que todo lo que existe a nivel material, está compuesto por kalapas. Los kalapas son unidades materiales mucho más pequeñas que los
átomos, que perecen casi tan pronto como surgen. Cada kalapa es una masa formada por los ocho elementos constituyentes
de la materia: sólido, líquido, calorífico y oscilatorio; junto al color, olor,
sabor y la esencia nutriente. Los primeros cuatro son llamados cualidades
primarias, y son predominantes en un kalapa.
Los otros cuatro son subsidiarios que dependen y surgen de los
anteriores.
Un kalapa es la partícula más minúscula
en el plano físico, aún más allá del campo de alcance de la ciencia
contemporánea. Es, solamente, cuando los ocho elementos constituyentes se unen,
que el kalapa se forma. En
otras palabras, la disposición momentánea de estos ocho elementos
constituyentes, que conforman una masa sólo por aquel momento, se conoce en el
Buddhismo como kalapa. El lapso
de vida de un kalapa es
calificado como un “momento”, y se dice que un trillón de tales momentos transcurren
durante un parpadeo del ojo humano. Estos kalapas están todos en estado de
perpetuo cambio o flujo. Un estudiante desarrollado en la meditación Vipassana
puede sentirlos como una corriente de energía.
El cuerpo
humano no es, como podría parecer, una entidad sólida y estable, sino un
continuum de materia (rupa) coexistiendo
con la mentalidad (nama). Saber
que nuestro cuerpo está formado por diminutos kalapas, todos en estado de cambio, es conocer la verdadera
naturaleza del cambio o descomposición. Este cambio (Anicca) ocasionado por la continua descomposición y reemplazo
de kalapas, todos en estado de
combustión, debe ser necesariamente identificada como Dukkha, la verdad del sufrimiento.
Es
únicamente cuando experimentas la impermanencia (Anicca) como sufrimiento (Dukkha)
que llegas a la comprensión de la Verdad del Sufrimiento, la primera de
las Cuatro Nobles Verdades fundamentales en la doctrina del Buddha. ¿Por qué? Porque cuando comprendes la sutil naturaleza de Dukkha, de la cual no puedes escapar
ni por un momento, llegas a sentirte realmente asustado de, asqueado con y no
inclinado hacia tu propia existencia como mentalidad-materialidad (nama-rupa), y buscas una forma de
escapar hacia un estado que esté más allá de Dukkha, hacia el Nibbâna,
el fin del sufrimiento.
Podrás experimentar el sabor de cómo es aquel final del sufrimiento,
inclusive como ser humano, cuando alcances el estado de Sotâpana (quien ha entrado en la corriente), y cuando te
desarrolles lo suficiente, por medio de la práctica, como para alcanzar el
estado incondicionado del Nibbâna, la
paz interior.
Sayagyi U Ba Khin”
.
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