lunes, 3 de octubre de 2011

Todas las tardes.


Todas las tardes., originalmente cargada por Jesús Figueroa Salán.

Pastraniqui miró a los lados. Creo que les vio. Se relamió y siguió caminando. Después de tres pasos se paró. Con su manita derecha se rascó su orejita derecha, varias veces. Volvió la cabeza, les observó un ratito... Y siguió andando, tranquilo, tranquilito.

Todavía no es el momento. María, esposa de Giusseppe (Pepe para todos los de la isla), desde unos meses atrás necesita cabalgar en su Ferrari de solo dos ruedas. Por la noche, María, la esposa de Pepe, a Pastraniqui, el gato orgulloso, le saca a la puerta un platito con algo del pescado que esa noche han cenado. Pastraniqui la está esperando, come el pescado, se relame, mira a María un ratito, vuelve a relamerse, se rasca su orejita izquierda con su manita izquierda, para, observa a María otro ratito, se da la vuelta y camina, camina tranquilo, tranquilito.

Todas las tardes, Pepe, leyendo el periódico, ve a Pastraniqui, y con el rabillo de su ojo izquierdo siente a María, y pide perdón al Cielo, a su Cielo, por no haber agarrado a su María cuando bajaba a la barca.

1 comentario:

  1. Me cuesta decidirme. No se si me gusta más la foto o el texto. Quizás es que son inseparables.
    Emotivo.

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